El cantón Rioverde, al norte de Esmeraldas, se caracteriza por la pesca, gastronomía y el turismo comunitario.
Apenas tenía 14 años cuando ingresó al mundo de la pesca por inspiración de su padre. Segundo Jaén Segura, ahora tiene 44 años, cuatro hijos, una esposa y un amigo que no dejaría por nada: el mar, con él se encuentra todos los días al menos durante 10 horas.
El océano lo recompensa con camarones, pescados y langosta que se quedan atrapados en su red negra que lanza con esfuerzo físico y técnica, la que ha ido desarrollando durante los 30 años como pescador de la parroquia Palestina, cantón Rioverde, al norte de la provincia de Esmeraldas, en Ecuador.
Su comunidad es de pescadores. Los hombres se van de aventura a altamar y las mujeres esperan en la orilla para seleccionar la pesca y pelar los camarones que luego son vendidos a la empacadoras, restaurantes y comerciantes informales. Cada libra de camarón ‘pomada’, el más pequeño, lo vende a los revendedores hasta en 60 centavos, pero éstos lo comercializan en 1,50 dólares al público.
Le invitamos a mirar la aventura de segundo en el mar.
Cadena productiva
Segundo Jaén Segura está claro que su trabajo no solo lo beneficia, sino que es toda una cadena productiva que va desde el vendedor de la gasolina para su motor fuera de borda, el tendero que le provee de la comida para cuando la jornada es de un día para otro; las mujeres que pelan los camarones, el revendedor y, al final el consumidor final que logra degustar de los productos del mar que forman parte de la comida esmeraldeña.
“No es que me esté quejando de mi trabajo, me gusta mucho y no lo dejaría por nada, pero la verdad que es duro, uno sale cansado de tanto aguantar sol, lluvia, halar el cabo del trasmallo y subir la pesca del fondo del mar, por eso siento que cuando la gente pide rebajas… nos humilla”, revela el pescador quien goza de un buen estado de ánimo y el aprecio de sus compañeros de Palestina.
Rioverde y su comida con nombres originales
El cantón Rioverde, fue el lugar donde el 5 de agosto de 1820 ocurrió la Independencia de Esmeraldas. El norteño cantón que está dentro de la ruta del Spondylus, que tiene como alcalde a Joffre Quintero, se particulariza no solo por tener salir al mar y al río, sino por su diversidad gastronómica que tiene como materia prima los productos del mar, el coco, el plátano y las especias que les dan ‘vida’ a cada plato que se puede comer frente al mar o al río.
Entre sus platos típicos está el ‘3 sin sacar’, elaborado con pulpo, encocao de langostino y pateburro (crustáceo), también está el Cevicangre, que se prepara con cangrejo encocao, ceviche, patacones y una pipa helada, se suma ‘La pasión de Paufí’, hecho con langosta, langostino, pateburro y calmar, todo adobado con coco y la miel de maracuyá. En todos los casos los operadores turísticos coinciden que los mariscos tienen su toque afrodisiaco.
Le podría interesar conocer el relato de una Guardiana de vida que ama a la naturaleza.