La artista esmeraldeña, radicada en Quito, es considerada por sus compañeros como Black Mama por su defensa social.
Ana Gabriela Cano Ortiz, nació en la parroquia San Mateo, cantón Esmeraldas, al noroccidente de Ecuador. Ella define a su lugar natal como: “poético, exótico y caótico”. Aunque lamenta con molestia que su provincia Esmeraldas haya recibido un racismo sistemático, “me atrevería a decir que es gubernamental. Y, por razones inexplicables ni siquiera tenemos agua potable todos los días”.
Ana está en el grupo de esmeraldeños que dejó su terruño en busca de mejores oportunidades, así llegó a Quito, la capital del Ecuador, donde con otros amigos se fueron juntando para crear música. Su transformación artística incluyó su cuerpo, que se convirtió en el lienzo de sus tatuajes que cubren parte de sus dos brazos, pecho y cuello.
Lo que no cambia es su identidad cultural que va ligada con sus ancestros, esclavos llegados de África que poblaron comunidades como Esmeraldas, donde su población es mayoritariamente afrodescendiente y tienen como héroe nacional a Alonso de Illescas.
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Herencia musical
Ana, conocida como Black Mama, canta a través de diferentes géneros como el hip hop, reggae, dancehall, afro beats, salsa, boleros, cumbia, trap, hasta reggaetón la realidad que viven las personas con necesidades sociales. Su nombre artístico hace referencia a “BlackMamba” un reconocido personaje de la película Kill Bill. Además, explica que sus amigos le empezaron a llamar de esta manera por la manera que los cuidada, convirtiéndose en la “mamá” que protegía.
Gracias a tener una proximidad a la literatura, a la música, a la cultura y a los deportes por parte de su familia, empezó a hacer sus “pininos en la música”. Explica que su papá escuchaba Whitney Houston, Ramones; su mamá, Bob Marley, Boney M; en la casa de su abuela sonaban boleros, pasillos y guaraca y, su tío hacía salsa. Por ende, su herencia musical desde bien pequeña fue “bien fuerte”.
Esmeraldas arrastra “un rezago social por ser una ciudad ‘cimarrona’, una ciudad fundada por negros y cimarrones, dentro de un ambiente de quilombo y palenque permanente. Somos barrios unidos, los que fuera o dentro de Esmeraldas nos reconocemos y protegemos, así regresamos a nuestra Tierra Caliente: Esmeraldas”.
Su música empezó de una manera empírica, con el tiempo tuvo profesores y asistió a cursos. Hoy su base musical es el Hip Hop, y que explora los géneros tratando de ramificarse donde “siente que el pueblo está tomando un espacio”. Menciona que no va a hacer música que consume gente que no está en una necesidad social, “siempre sin desmerecer a estos géneros”. “Yo necesito hablar de la realidad. Siempre quise hacer algo que tuviera que ver con una reivindicación social de mi gente y lo estoy haciendo”.
“Yo empecé a hacer esto porque siempre quise hacer algo que tuviera que ver con la reivindicación social, sobre todo de su gente”. Explica Black Mama y revela que desde jardín sufrió violencia racista. Su primer pensamiento cuando esto sucedía era: “¿Por qué no estoy en mi casa?” “Es la realidad de muchos, por eso hago música para cantarles a ellos, a los míos”.
Colectivo de mujeres negras
Black Mana explica que su música se alinea a “mi movimiento político, que es el mujerismo” un colectivo de mujeres negras que luchan por los derechos del pueblo negro, porque “entendemos que no podemos luchar solo por los derechos de las mujeres cuando el hombre negro tiene el 80% de probabilidades de ser asesinado en la calle solo por ser negro, cuando nuestros niños no van a tener las mismas posibilidades de trabajo en un futuro y que ahora los ancianos no son considerados en su mayoría como ciudadanos.”
Las canciones que marcaron un antes y un después para ella fueron “Antes de dormir”, que cuenta la historia de una mujer que recién salió de su casa y “Yerba Mala”, que lo hice en un momento muy delicado de mi vida.
“Black Mama me sacó de un momento muy oscuro para mí. Con mi música puedo ayudar a otra gente y de cierta manera lo he logrado. Mi sueño se cumple cuando la gente que me escucha entiende la razones por las que hago las cosas.” “Esmeraldas no es malo, pero lucho por ella a través de la música”.
Colaboración: Nayely Armijos estudiante de periodismo de la USFQ
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