El apoyo de su esposa fue vital para alcanzar, además, el cargo de Defensor Público de la Judicatura.
Hablar con Julio Banguera Santander es tener acceso a un hombre alegre, analítico, estudioso y hasta coqueto. Ya son 24 desde que perdió la visión de sus dos ojos, tras sufrir un accidente de tránsito en las calles Salinas y Olmedo de la ciudad de Esmeraldas, en Ecuador. Aceptar su nueva condición fue algo que no le tomó mucho tiempo, ya que “si no aceptas tu condición, tienes un problema mayor”, lo comenta con naturalidad.
Con esa misma simpleza comenta el cómo recibía clases en la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas de forma regular con 55 compañeros de clases con quienes se graduó como Abogado. Recuerda que en esa época tenía una grabadora de casete que siempre llevaba con él para grabar al campus, y al regresar a casa escuchaba la clase y después hacía las exposiciones como tarea.
Reconoce la ayuda de amigos, vecinos, familiares y hasta desconocidos que lo guiaban desde casa a la Universidad y viceversa. “Habían días de frustración porque no llegaba nadie para llevarme, pero a la final, de una forma u otra forma iba a clases”, comenta Julio, quien tiene tatuada la palabra “El Ciego”, como una muestra de que es la forma correcta de llamarlo, pero con el debido respeto, aclara.
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Su esposa es la clave
Ser el primer Abogado de la Esmeraldas no es la única meta cumplida, también se convirtió en el primer Defensor Público del Consejo de la Judicatura en la ciudad, donde trabaja hace 8 años y atiende usuarios y los defiende como cualquier otro abogado frente al Juez. En ese proceso su esposa Nubia Mantilla ha sido vital.
“Se podría decir que soy sus ojos. Cuando se abrió el concurso de Defensor Público me dijo que quería ser eso, y le respondí: ‘listo, si eso es lo que usted quiere, eso es lo que va a ser”, comentó la mujer que no duda en confesar su amor por su esposo y precisar le lee los códigos penales, lo expedientes u otro requerimiento que demande de la vista. Tras la lectura, Julio usa su grabadora digital, hace un resumen de sustentación y con seguridad va donde el Jueza defender al usuario.
“Como todo en la vida se gana y se pierde. Al usuario no se le dice si va a ganar o perder el caso eso nos prohíbe la Ley, lo que sí le digo es que lo defenderé con alma, vida y conocimiento, desde ahí se genera la confianza”, comenta el Abogado, quien además de gustarle la abogacía disfruta mucho de ir al estadio, aunque solo tenga escuchar la transmisión por radio y sentir la euforia de otros aficionados, especialmente cuando se trata del equipo de fútbol Liga Deportiva Universitaria de Quito o la Selección del Ecuador.
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Rol de papá y amigo
También es de lo que se va a bailar con sus amigos y esposa. Al narrar esa parte de su vida su rostro delata su alegría y la complicidad que vive con ellos cuando va a bailar salsa como buen salsero. Julio Banguera Santander antes de perder la visión ya era papá, pero su actual discapacidad no lo ha limitado a cumplir su rol.
De acuerdo con el Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades (Conadis), en el Ecuador, “las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo, que al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”.
Julito como es tratado por sus amigos, es parte de los 16 mil 38 esmeraldeños y de los 471 mil 205 registrados por el Conadis en el Ecuador con discapacidad, deficiencia que desde la actitud de abogado está más en la mente que en las acciones y metas que se proponga cada persona.
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