En el cantón Quinindé, provincia de Esmeraldas, la Guardiana de Vida Enma Revilla, se dedica a la conservación de la naturaleza desde hace 25 años.
¿Cómo reaccionaría si sus amigos y familiares pensaran que está usted loco o loca? Esto fue lo que hizo Enma Revilla: decidió ignorar los comentarios y seguir con su convicción e ir creando, en unión con la naturaleza, un mundo más verde o, como ella dice, “un hermoso corredor biológico”.
Todo empezó hace 25 años, allá en el recinto Cristóbal Colón, parroquia Malimpia, del cantón Quinindé, de la fronteriza provincia de Esmeraldas, Ecuador. ‘La Profe’, como le conocen sus exalumnos y lugareños de la comunidad rodeada de 236 especies de aves, 50 de ellas nativas, afirma que todos los comentarios negativos le han servido de motivación.
Mire el vídeo de Enma Revilla, nuestra Guardiana de vida
Recuerda como si fuese ayer cuando plantó su primer Guayacán Pechiche (no precisa cuántos ha sembrado hasta la fecha), a 20 metros del río Canandé, y fue allí que le empezaron a decir “loca”, porque para sus detractores, lo ideal sería sembrar cacao u otro producto que le genere dinero. “¿Qué dinero te va a dar un árbol? De pronto ni lo alcances a ver cuando sea grande”, le repetían.
El río Canandé, de agua cristalinas e ideal para deportes extremos, avanza serpenteante por la biorregión del Chocó, que se extiende desde la ladera occidental de Colombia hasta el suroccidente de Ecuador, incluido el cantón Quinindé y los fronterizos cantones de San Lorenzo y Eloy Alfaro, vecinos con Colombia.
Enma Revilla, nuestra Guardiana de Vida, quien llegó a Quinindé desde Los Ríos, sur de Ecuador, destaca la lucha librada con sus vecinos para tener una zona con poco impacto de las extractoras de madera o la contaminación del nativo o visitante. Uno de los logros fue la declaratoria de las 3.000 hectáreas del refugio de vida silvestre el Pambilar, que es parte del bosque húmedo tropical de la zona de influencia del Parque Nacional Cotacachi-Cayapas, donde habitan tigrillos, jaguares, nutrias, osos hormigueros, entre otras especies, según el Ministerio del Ambiente.
“Nuestra lucha no ha sido de ir tirando piedra, sino con la Ley y exigiendo los derechos de la naturaleza”.
Comenta la mujer que, aprovechando las bondades naturales que le rodean, creó la La Hostería Canandé (contacto 09 8514 90 03), en Cristóbal Colón, donde “los biólogos y avistadores de aves se quedan sorprendidos por todo lo que encuentran”. “Hasta serpientes que no hay en otros lugares dicen que la encuentran en Canandé”, destaca Enma Revilla, quien se declara ambientalista y defensora de la naturaleza. Por eso, en su actividad semanal destina tiempo para sacar el humus de lombriz, que después utiliza en las huertas comunitarias de la comunidad.
La mujer, de fácil sonrisa y actitud servicial, se muestra convencida de que en casa y centros educativos se debería tener huertos y, en caso de quienes talan los árboles, deberían aplicar un sustentable proyecto de reforestación que garantice a la nueva generación vivir en un mundo verde que es pulmón del mundo.
Le invitamos a mirar nuestra galería fotográfica de la comunidad donde habita Enma Revilla.