El notificador citador de la Judicatura, forma parte de los personajes carismático de la ciudad de Esmeraldas.
“No me vayan a blanquear la raza”, le pedía entre broma y enserio Federico Evangelista Vernaza Valverde a sus 4 hijos. No se define como racista, pero sí un defensor de su negritud, por eso es que le solicitaba a sus descendientes que le den nietos tan negros como él.
El pedido con el tiempo se cumplió. Sus 7 nietos son negros. Pero no era lo único que les decía a sus hijos Federico Evangelista, el hombre de ‘FE’, él les insistía que fueran, principalmente, ciudadanos de bien. Explica que le apodaban la FE por una anécdota que nació en su colegio, allá en su pueblo natal de la parroquia Borbón, cantón Eloy Alfaro, provincia de Esmeraldas, frontera norte del Ecuador.
Le invitamos a mirar el relato del hombre de FE
Recuerda que en un examen que le estaba tomando su profesor Eloy Caicedo, no sabía ninguna de las respuestas, por lo que optó por colocar en la casilla del nombre, la palabra: FE, en atribución a las iniciales de sus nombres: Federico Evangelista. El maestro estaba convencido que ese examen pertenecía a Federico, debido a que solo eran 7 alumnos, pero el muchacho, lo negó, y como parte de su astucia retó a su profesor a que fueran hasta el rectorado a resolver el inconveniente.
En Rector dispuso que se le vuelva a tomar la prueba. “En ese examen me saqué 19/20”, lo recuerda con sonrisa de picardía el hombre que, luego de ese hecho se auto-proclamó como el hombre de fe, por lo que cada acción que realiza la hace basado en esa esperanza religiosa.
Federico Evangelista Vernaza Valverde, quien es uno de los personajes alegre de la ciudad de Esmeraldas, desde el 2013 es parte de la Unidad Judicial de Violencia contra la Mujer y la Familia, del Consejo de la Judicatura en Esmeraldas. Su función de notificador citador le permite recorrer toda la ciudad en su motocicleta, recordándoles a todos que es un hombre de fe y que, son unos afortunados, ya que al encontrarse con él, su vida mejorará, lo comenta entre sonrisas, el hombre quien dice esperanzado: «si tengo, pan, techo y empleo ¿qué más puedo pedir?