La ciudad verde es famosa por su gastronomía, pero hay unos jugos que desde los años 70’s se han convertido en los favoritos de varias generaciones, me refiero a los jugos de Don Pancho de la Av. Olmedo y 9 de Octubre. Hoy quisiera hablar del ícono que representa y como es la historia detrás de esta gran figura esmeraldeña.
Más de medio siglo y varías generaciones han pasado por el camino de Don Pancho, desde estudiantes hasta profesionales pasan por el puesto para poder calmar la sed que provoca el fuerte clima de la ciudad o simplemente para saborear un rico jugo. “Es muy bonito ver personas que llegan con sus hijos, a quienes les dicen que en su época estudiantil venían aquí, médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, periodistas, son muchos que, al llegar al puesto por un refresco, comienzan a recordar cuando venían de jóvenes” asegura el ícono esmeraldeño.
El cariño es tal hacía Don Pancho, que cada 14 de junio es visitado por sus clientes dado que, ese día, es su cumpleaños. De esta forma deciden homenajearlo y también degustar de su fórmula secreta. La fórmula es un secreto para todos menos para Don Pancho, ya que el asegura que el único secreto es preparar los jugos, así como los preparó el primer día.
De hecho, para algunos no es solo el dueño de un negocio, o un ícono, es como un padre o un abuelo. Así lo expreso una joven esmeraldeña al mandar el siguiente mensaje a las redes de Don Pancho en el día del padre: “Feliz día del padre, yo a usted lo quiero como a mi abuelito que yo no tuve, yo lo quiero mucho”.
Hoy en día varias personas se toman selfies con este gran personaje porque se ha convertido en un verdadero ícono esmeraldeño de lo que es en verdad el trabajo duro y el amor por un trabajo bien hecho. Otras ciudades podrán tener Starbucks o Sweet and Coffe, pero nosotros tenemos algo que ningún otro lugar tiene, los ricos jugos mágicos de Don Pancho.
Don Pancho ha vendido un jugo de color rosado en su carretilla por más de 50 años, aunque en el inicio de la pandemia tuvo que parar, hoy en día podemos seguir disfrutando de su receta mágica y la misma carretilla ahora manejada por su hijo. Seguramente, estos jugos se quedarán otra mitad de siglo para que nuestros hijos y nietos también tengan el lujo de calmar su sed con un jugo rosa.