Membresia Relatos

5 mujeres nos recuerdan el poder femenino

Racismo, violencia de género y resistencia hacen parte de las luchas ganadas por las esmeraldeñas.

Ana, María, Patricia, Yirabel y Blanca no se conocen, pero están unidas por tres factores: son mujeres, esmeraldeñas y resilientes. Ellas decidieron compartir una parte de sus vidas con Relatos Esmeraldeños, hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para inspirar a otras mujeres que podrían estar enfrentando situaciones similares.

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Yirabel Medina Montaño, es abogada, sanlorenceña, madre y funcionaria de la Fiscalía de Esmeraldas. La profesional es de las que inspira alegría al conversar, pero también de las que comenta con determinación cómo el racismo, la violencia de género y la discriminación por la clase social hicieron parte de los filtros de vida que le tocó superar. “Pero ahora estoy aquí, mirando para arriba, de pie cada día dándole gracias a Dios”, lo expresa orgullosa.

Está convencida que si una mujer es valiente y bondadosa ya tiene todo lo que necesita para enfrentarse a la vida. Yirabel Medina, en su lucha de tener una sociedad justa y igualitaria, en 2016 fundó la Asociación de Mujeres Abogadas de la Provincia de Esmeraldas (AMAPE).  “Cada día estoy mirando hacia adelante para no perder el rumbo, mirando hacia atrás para ver cuánto he avanzado y siempre al servicio de la comunidad. Con orgullo digo que Esmeraldas tiene mujeres luchadoras y honestas”.

Le invitamos a ver el corto relato de Yirabel Medina Montaño.

En contraste de Yirabel, Blanca Napa, logró solo llegar hasta segundo ciclo en Administración de Empresas de la Universidad Técnica ‘Luis Vargas Torres’ de su ciudad Esmeraldas, pero tiene claro que toda mujer tiene que pasar a la acción haciendo todo lo que sea necesario, dentro de lo legal, para darle el mejor ejemplo a su familia, por eso dice que está orgullosa de ser parte del grupo de mujeres que limpia la ciudad todos los días desde las 07:00 hasta las 16:00 que termina su turno.

“Ser mujer significa el rol más lindo de la vida, porque nos convertimos en madre y trabajadora. Ya se acabó eso de que la mujer solo se quedaba en casa, ahora el hombre y la mujer trabajan”, lo dijo orgullosa, mientras cumplía con su trabajo de limpieza, además, destacó que ahora ya se empieza a evidenciar, menos machismo ya que en su caso, por ejemplo, su esposo respeta sus criterios y le ayuda en el crecimiento familiar.

Le invitamos a ver el corto relato de Blanca Napa.

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Similar a Blanca, María Nazareno Godoy, no alcanzó su sueño universitario, donde algún día quería ingresar para ser Comunicadora Social, sin embargo, por su condición económica, sus padres la mandaron a trabajar como ama de casa en un hogar de Quito, una ciudad fría que está a más de seis horas de su calurosa tierra natal Esmeraldas.

“Soy una emprendedora feliz que todos los días se levanta a trabajar (vender empanadas y morocho) desde las 4 de la mañana, por eso les digo a las a mujeres que deben ser fuertes y cercanas a Dios”, le expresa con el orgullo de quien siente que ha logrado todo para permitir que su familia tenga lo necesario en casa y el ejemplo de que emprendiendo también se puede progresar.

Le invitamos a ver el corto relato de María Nazareno Godoy.

A diferencia de María, Luisa Ana Segura Tenorio sí alcanzó su título en la Universidad de Guayaquil, certificación que le permitió durante 39 años ejercer la docencia, hasta hace 12 años que se jubiló. “Siempre he pensado que ser mujer no tiene comparación con nadie, es algo que a uno le llena y le enaltece. Para mí, el Día de la Mujer debería ser todos los días, ya que la mujer es el pilar fundamental en esta sociedad”, comentó.

A sus 74 años y basada en su experiencia de vida, recomienda a todas las mujeres a estudiar, ser solidarias, tener una familia, estar en oración con Dios y dar amor, lo cual está convencida que es clave para ser recordados con amor. Al conversar con Anita, como le tratan sus seres queridos, se siente ese clásico y sincero amor de mamá, por esa razón, los alumnos de la escuela San José Obrero, en la ciudad de Esmeraldas, al terminar la jornada acuden con prisa donde la ‘tía anita’ para que les venda golosinas de la entienda que la mantiene activa tras su jubilación.

Le invitamos a ver el corto relato de Luisa Ana Segura Tenorio.

Quien todavía es parte de los profesores activo es Patricia Bacilio Ayoví, nacida en la parroquia Selva Alegre, cantón Eloy Alfaro, norte de Esmeraldas. Ella también es de las mujeres que alcanzó un título universitario y a través de éste, va dejando un legado de conocimiento en los estudiantes y un punto de referencia para que otras mujeres no dejen de estudiar y estar en familia.

“En mis 32 años en la docencia y el área administrativa, he aprendido que la mujer actual, además, de su responsabilidad en el hogar, tiene la ardua tarea de educar a sus hijos en valores”, comenta la afroecuatoriana quien con firmeza, pero con ese amor de educadora le dice a las mujeres que siempre tienen que decir: “yo también puedo”.

Le invitamos a ver el corto relato de Patricia Bacilio Ayoví.

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