Los abuelos a través de la oralidad van dejando un legado de saberes, que incluyen los valores y actos de resistencia.
Desde de niños, el esmeraldeño aprende en casa que el respeto es una virtud sagrada, y es gracias a sus abuelos, abuelas y ancianos que entienden que la base de una sociedad fuerte y unida es el amor y la reverencia hacia aquellos que los precedieron.
En Esmeraldas, el respeto hacia los mayores es el alma que los guía hacia el caminar, es la esencia que los conecta con su historia y tradiciones. Dicen que sus mayores son los dueños de sus saberes, los guardianes de la identidad, y que cada arruga en sus rostros es un mapa lleno de sabiduría y amor, de ellos heredaron costumbres tan profundas como las trenzas africanas usadas en la esclavitud y que se conservan en la actualidad.
«Desde que éramos niños, escuchamos de nuestros abuelos, abuelas y ancianos sus cuentos y leyendas, nos enseñaron el valor del respeto y la solidaridad, nos inculcaron el honor de no robar, sino de compartir con generosidad y compasión. En cada palabra que pronuncian, encontramos un universo de enseñanzas que se graban en lo más profundo de nuestro ser», comentó en su momento el guardián de vida Línver Nazareno.
Voces sabias
Y destacó el defensor de la negritud, que es imposible olvidar aquellos cuentos mitológicos como el de la tunda, el riviel, la bruja, la gualgura, el duende entre otros, con los cuales, los mayores buscaban asustarlos e infundirles, a su manera, valores y principios. El esmeraldeño honra a sus mayores, lo ama como se ama al territorio que lo acoge y abraza.
«Nuestros ‘viejos’ son los cimientos de nuestra cultura, los puentes que nos unen con las raíces de nuestra tierra. Con el respeto hacia nuestros mayores, construimos un legado de amor y gratitud que trasciende el tiempo», complementó.
Ellos, los mayores, quienes suelen cantar arrullos o declamar poesías son los guardianes de sus saberes ancestrales, los narradores de historias que los transportan a tiempos lejanos y les enseñan la grandeza de sus tradiciones fortalecidas por la oralidad. Son esas voces sabias que les habla del respeto, la solidaridad, la honestidad y la importancia de compartir con generosidad.
En cualquiera de los siete cantones de la provincia de Esmeraldas: Atacames, Muisne, Quinindé, Rioverde, San Lorenzo, Eloy Alfaro y la capital provincial que tiene el nombre de Esmeraldas, es común escuchar entre los niños, niñas, adolescentes, jóvenes o viejos, que el verdadero sentido de pertenencia a amada Esmeraldas, está en las saberes de sus mayores.